jueves, noviembre 22

una noche de mierda


Para muchos y muchas el fútbol es y seguirá siendo una estúpida manifestación humana. La idea de un montón de hombres de intenso olor siguiendo una pelota debe parecerles en extremo, rídiculo. Pero yo amo el fútbol, me parece un deporte perfecto en su factura técnica y hermoso en su expresión popular. Expresión unificadora y esencialmente popular.

Anoche, los paraguas nos hicieron tres y las ilusiones de que las cosas venían por buen camino de la mano de Bielsa comienzan a caer. Pareciera. Que cagada de noche. Nada, en todo caso, que una interesante conversación no haya redimido, así que gracias a la compa por las horas de computador, de risas y recuerdos de libros clásicamente maravillosos: la Historia del Siglo XX de Hobsbawm. Un Hombre, de la Oriana Falacci y bue, Fevre que se nos quedó en el tintero.... Me estoy alfabetizando además en el delicado arte de utilizar correctamente la enormidad de "emoticones" que internet ha reservado para nosotros.....en fin.

Para quienes no gustan del fútbol y además dudan de su vocación popular, recuerden nada más a Galeano que nos regaló sus Historias de Fútbol para rescatar esa maravillosa historicidad oculta del peloteo desde que este llegó a latinoamerica, especialmente a los puertos de buenos aires cuando el siglo XX era una aventura de los pueblos que recién comenzaba: el primer equipo de fútbol fue libertario y se llamó MARTIRES DE CHICAGO...

Escribo estas tonteras disfrutando cada una de ellas y la Libertad que varios siglos de construcción política-patriarcal y religiosa han reservado para mí. De haber existido Internet hace 4 siglos, seguro habríamos visto las hogueras encendiendo Europa mientras el tribunal del Santo Oficio hacía de las suyas librándonos de tanta bruja y mujeres de vaginas pasadas a herejía.... pero no había Internet y solo varios siglos después el culo del Papa sudó un rato para pedir perdón por todas las muertas de la hoguera.

Esta noche, otros fuegos se encienden pero ya no para quemar la carne de nadie, sino para hacer la hoguera simbólica con que quemamos los útimos vestigios de esa cultura que reservó para mi condición de género durante demasiado tiempo todos los privilegios. Esta noche marchamos contra el femicidio, contra toda forma de violencia aplicada a una mujer por la razón que sea.

El desarrolllo de los procesos históricos es normalmente de construcción mucho más silenciosa que lo que uno supone o de la manera que uno quisiera, pero como sea, entre el movimiento sufraguista de ayer y la extirpación de los últimos bastiones de legitimidad social que sigue teniendo el castigo físico aplicado a las mujeres, podemos afirmar felices que el saldo final es de beneficio no solo para ELLAS, sino para el todos y el todas que construímos esa sociedad que soñaron todos los que murieron en nuestro nombre.

Esta noche marchamos no solo por las que se quedaron sin voz para que nosotros hablemos y cantemos por ellas, marchamos también por esa perfecta desconocida, hermana en la ilusión, la luz y la esperanza, cuya carne soportará los cien latigazos de castigo por haber sido violada por cinco o seis hombres tan musulmanes como ella.

Esta noche marcho con mi hija de 10 años, porque ella también cree que ninguna muerte ni ningún dolor pudo ser en vano.

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