La verdad, y ya que estamos en ello, debo confesar los años que vengo siguiendo las intervenciones televisadas del cura Hasbún. Durante años leí también su columna en El Mercurio, pero no tenían esa autenticidad de verlo mirar directamente a la cámara para traspasar el cristal que nos separa y oír la pronunciación casi perfecta del veneno en esencia que arroja al mundo y a todo lo que parezca divertido, liviano y simplemente humano.
Hoy, ya avanzada la tarde y su calor insoportable, me reí largo rato con la última declaración de
Dicen en su declaración que “lamentablemente hemos visto en las últimas semanas escenas que no quisiéramos ver, banalizar la sexualidad con posturas en penes artificiales para enseñarles a los jóvenes, festinando sobre algo tan sagrado y maravilloso…” ¿El pene?, SÍ!!... en medio de esta oscura relación del hombre con los símbolos de su existencia moderna, en medio de la falsedad de todos sus ídolos, en medio de la adoración del dinero y el capital, una vez más la iglesia sale en defensa de lo autentico, lo natural y lo verdadero.
¿Cómo ha sido posible que se festine con semejante trozo de carne? ¿Cómo ha sido posible que se falsifique la creación misma del Señor?. El pene es el pene, ridículas las naciones que en carnaval de lujuria y bajeza lo producen industrialmente para confundir a la juventud.
Que sociedad de mierda no?
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