Mañana cuando escriban ya no
Es que hubo momentos en la historia de los pueblos y de las mujeres, en que incluso para los sectores más progresistas la cuestión de la mujer como Sujeto, como Sujeto con derechos sociales, culturales, sexuales y reproductivos y como Sujeto con derechos que eran también políticos y que eran también electorales, resultaban una cuestión lejana e incluso en no pocos casos hasta poco prudente. ¿Cuántas veces no se ha sacado tinta de las venas para escribir los avances posibles y los otros que dan cuenta del desarrollo histórico de los pueblos? ¿Por qué iba a ser esta vez distinto?. En el nombre de las muertas, saludamos hoy un paso significativo en el avance hacia el Respeto.
Como si la historia se hiciera de jirones, de asaltos a palacios y fantásticas tomas del poder, no pocos ni pocas reclaman hoy la poquedad del esfuerzo. Que una sola marcha no cambia nada, que las relaciones históricas de poder, que la cuestión de la relación asimétrica entre las clases y la condición de género, que el conformismo, que el idealismo, que el reformismo… que el revolucionarismo, que, en definitiva, toda forma, toda estructura y todo instrumento de interpretación histórica indican pesadamente que una sola marcha no cambia nada.
Y claro, la sola columna de hombres y mujeres, larga, como alfombra tibia y luminosa, no alcanza a decir mucho, porque no define de manera radical nada, ni certifica ni declara categóricamente nada…. Pero aún así, resulta casi imposible resistirse al encanto de creer que anoche entre los y las miles que marchaban, una parte de
Una tras otra fueron cayendo para que nosotros y nosotras nos fuéramos levantando. Para que fuéramos dos y luego tres, para que fuéramos carne y alma elevada y multiplicada luego por cientos y hasta que muy pronto en el nombre de todas la columna se hiciera eterna avanzando por
Ayer, cuando la marcha concentraba las miradas del transeúnte, una hermana nuestra no pudo llegar para marchar en el centro de Santiago.
Anoche, cuando la larga columna llegó a su fin, cuando contentos y contentas partíamos a repartirnos por todos los rincones de Santiago, una mujer encontraba resguardo en la solidaridad de otros y de otras. La denuncia fue posible solo hoy, porque la policía para estos efectos siempre timorata, ya no entra en las poblaciones tomadas y gobernadas por los narcos.
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